domingo, 15 de agosto de 2021

LA RAMBLA DE CASTRO.

 LA RAMBLA DE CASTRO.

Tenerife – Islas Canarias.

Domingo, 8 de agosto de 2021.

 

Hoy quise visitar un Espacio Natural Protegido que no conocía, se trata de La Rambla de Castro ubicada en la costa del municipio de Los Realejos. Este espacio va desde La Punta del Guindante hasta la Playa de Los Roques. Es un lugar con mucha historia, cuya riqueza se basaba en sus nacientes de agua y que iré descubriendo a través de sus senderos.

Mapa de la ruta.

Mi objetivo es ir desde el Mirador de San Pedro hasta El Burgado donde está el Hotel Maritim, que es donde termina la ruta, aunque también se puede hacer en sentido opuesto.

Para acceder a San Pedro se va por la autopista TF-5, hasta que se convierte en carretera y pasa por un pequeño túnel en el barrio de San Vicente. ¡Atención en este punto! A los pocos metros está la entrada al barrio y un poquito más adelante en la salida 41, hay un estacionamiento en el mismo borde de la carretera, que es donde vamos a dejar el coche. Es conveniente ir temprano para no tener problema con las plazas.

Estacionamiento a la derecha.

Aunque el sendero comienza a la derecha del estacionamiento, nosotros nos dirigimos hacia la izquierda por una estrecha carretera al Mirador de San Pedro, desde ahí se divisa una panorámica espectacular: a la izquierda un inmenso platanal y a la derecha toda nuestra ruta.

Bajamos un poco hacia la Ermita de San Pedro Apóstol que data del siglo XVII, construida en el camino Real frente a la cruz de Castro, y patrocinada por el propietario, en esa época, de la hacienda de Castro.

Ermita de San Pedro Apóstol.

Si sigues por el camino empedrado en el que estás vas a dar a la Punta del Guindante, pero esa no es nuestra ruta, por lo que volvemos sobre nuestros pasos para comenzar la caminata, como dije antes, a la derecha del estacionamiento.

No hay pérdida porque todo está señalizado.

Gran ejemplar de laurel de Indias (Ficus microcarpa).

Comenzamos a bajar por un camino empedrado hasta llegar a Madre del Agua, que como su nombre indica es un gran naciente cuya agua baja en cascada hasta la misma playa. Hoy en día, y en esta época del año, el agua no es tanta, llegándose a secar gran parte de la vegetación. Su barranco alberga el palmeral (Phoenix canariensis) mejor conservado de Tenerife, de una gran belleza y otras plantas, haciendo del lugar un espacio muy agradable para pasear por sus laberínticos senderos.

Madre del Agua.

Nacientes de Madre del Agua.

Palmeral (Phoenix canariensis).

Siguiendo las flechas indicativas nos dirigimos hacia La Casona. Ahora… un poco de historia…

Estos terrenos fueron otorgados a Don Hernando de Castro por su participación en la conquista de Tenerife, a principios del siglo XVI, el cual decidió establecer aquí su hacienda, construyendo vivienda, lagares, molinos y todo lo necesario para la explotación de la misma.

La Casona de la hacienda de Castro.

Drago (Dracaena draco) en la hacienda de Castro.

A lo largo de los siglos en estas tierras se ha cultivado caña de azúcar, vid y plátanos, según la demanda del mercado, siendo muy apreciados los vinos de malvasía, que eran exportados a Inglaterra, por las pequeñas calas del lugar. Esto atrajo a piratas y corsarios haciéndose necesaria la construcción de fortines para su defensa, como el Fortín de San Fernando en el año 1808, que es a donde nos dirigimos ahora.

Fortín de San Fernando.

En el sendero principal por el que vamos hay una desviación hacia la izquierda, debidamente señalizada, por la que bajamos. Es el sendero más próximo a la costa, rodeado de tarajales (Tamarix canariensis) y desde el cual se puede apreciar otra perspectiva de La Casona y, lo más importante, la cascada cayendo a La Playa de Castro, ahora con poca agua y algo difícil de ver. Yo no he visto ninguna otra cascada que dé al mar en Canarias. A esta playa se puede acceder por un sendero que baja zigzagueando, y es una buena opción, si quieres alargar el camino.

Playa de Castro.

Cascada en la Playa de Castro.

Llegamos al fortín el cual tiene tres cañones y una marquesina. Desde aquí se observa una panorámica espectacular. Vale la pena ir.

Continuamos nuestra ruta ascendiendo hasta el sendero principal, destacando los dragos (Dracaena draco), guaidiles (Convolvulus floridus) y orobales (Withania aristata).

Giramos hacia la izquierda, como indica la señal, y pronto llegamos al Barranco de Godínez, atravesándolo mediante un pequeño puente de madera. A nuestra derecha dejamos la urbanización La Tropicana que está en el Barrio de San Vicente.

Puente sobre el Barranco Godínez.

Ahora nos toca ascender una gran pendiente, gracias a que no es muy larga. Es agradable pararnos y volver la vista atrás para contemplar el camino ya recorrido.

Cuando termina la cuesta salimos del Paisaje Protegido de la Rambla de Castro, atravesando unas fincas casi todas abandonadas. Casi al final nos encontramos con una cancela para que no pasen los coches, pero sí pueden pasar las personas.

Llegamos a un cruce con una carretera y debemos seguir a la izquierda, muy pronto llegamos a una casa rehabilitada que forma parte del complejo de un elevador de agua que construyó, en 1903, la compañía Halmiton & Co en lo que fuera un molino de agua de Juan Gordejuela, por lo que se conoce como La Gordejuela. Aquí se utilizó la primera máquina de vapor de Tenerife.

El agua se recogía de los manantiales costeros más cercanos, que poseía la zona, y la elevaban a 200 metros para abastecer, como agua de riego, a las fincas de plataneras.

Parte del complejo de La Gordejuela.

Seguimos adelante atravesando un puente de madera con bases metálicas, sobre el Barranco Palo Blanco, y llegamos a la urbanización La Romántica I, la cual bordeamos sobre el acantilado.

Puente sobre el Barranco Palo Blanco en La Gordejuela.

Mirando hacia detrás observamos el edificio de La Gordejuela como suspendido en el abismo y la Playa de La Fajana con el Roque del Camello que la separa de la Playa de Castro.

Detalle del camino sobre el acantilado.

Cardón (Euphorbia canariensis) y tarajal (Tamarix canariensis)

Casi al final de nuestra ruta se encuentra la urbanización La Romántica II, la cual tenemos que atravesar por sus calles, pero no hay problema porque tiene las señales indicativas necesarias para llegar al Mirador de Los Roques, donde se puede apreciar la Playa de Los Roques con sus dos roques como consecuencia de la erosión marina.

Playa de Los Roques.

Si se quiere se puede bajar a la Punta Peje Reyes, donde podemos hacer una pequeña circular y volver a este mismo punto, ya que el antiguo sendero por el acantilado está cerrado por desprendimientos.

Mi recomendación es que vayáis con tiempo y desde aquí regreséis al punto de salida en el Mirador de San Pedro, pero si queréis terminar la ruta debéis subir carretera arriba hasta el barrio de El Toscal, para luego bajar por una carretera de tierra entre fincas abandonadas hasta llegar al inicio de dos senderos cerrados al público: el que bajaba a la Playa de los Roques y el que seguía al Mirador de los Roques en la urbanización La Romántica II.

Playa de Los Roques.

Subiendo un poco llegamos a la calle Camino Burgado, donde termina la ruta que hemos hecho, con tan solo 4,4 kilómetros, según las indicaciones, pero yo diría que son más kilómetros.

Fin de la ruta.

Una vez aquí, ¿te animas a dar un paseo por el Puerto de la Cruz?

 NOTA: Si vas a regresar en guagua, línea 363, debes tener en cuenta que debes bajarte en el barrio de San Vicente.

 CONSEJO: No es necesario que lleves comida, basta con una barrita de cereales, o unos frutos secos, pero sí debes llevar agua.

BIBLIOGRAFIA: Los carteles informativos de la ruta.

https://fotoscurbelo.blogspot.com/2019/09/ruta-mirador-el-lance-los-realejos.html

http://franciscofarina.blogspot.com/2009/10/rambla-de-castro.html

https://sobretenerife.com/2017/01/11/ruta-senderista-por-la-rambla-de-castro/