lunes, 9 de marzo de 2020

GUERRA DEL AGUA. VALLE GRAN REY


GUERRA DEL AGUA. VALLE GRAN REY.

La Gomera. Islas Canarias.

El 1 de julio de 2018 hice una caminata con el grupo de LA TAPARUCHA, club de caminantes y montañeros, con el objetivo de oír la historia conocida como la Guerra del Agua, en el mismo sitio donde ocurrieron los hechos.

El Ponente nos fue narrando los hechos en la Plaza de la Ermita de San Antonio de Padua, en Guadá, parte Alta de Valle Gran Rey y en varias paradas que hicimos.

Risco de Guadá.

En primer lugar quiero destacar que Valle Gran Rey posee un gran naciente de agua, que abastece a todo el Valle, tanto potable como de regadío y está situado en el Risco de Guadá, es más, todo el risco es un manantial. El agua de regadío es aprovechada por los vecinos de Guadá desde las cinco de la madrugada hasta las seis de la tarde aproximadamente. A esa hora todas las tornas se abren hacia el barranco, discurriendo por él hasta un tomadero que la conduce a una atarjea que la lleva al Valle Bajo.

Atarjea.

Todo comenzó con una ley que otorgaba dos horas más de agua de riego al Valle Bajo en detrimento del Valle Alto, esto sucedió en el año 1941.
Esta medida se tomó unilateralmente por los mandatarios del momento, con motivo de la mayor necesidad de agua en el Valle Bajo al construirse nuevas parcelas, que no existían antes, para tomates primero y plátanos después, en Quiebracanilla y otros lugares de la zona costera.

Esta situación fue vista por los vecinos de Guadá como una gran injusticia, ya que arriba vivían exclusivamente del cultivo de sus pequeños bancales, construidos con gran penuria en las laderas más abruptas del Valle, que corresponden a la cabecera del mismo.

Bancales en Guadá.

En esa época no se usaba el reloj y la marca para los quehaceres agrícolas era “el farol” que se encendía a las cinco de la mañana, en un sitio determinado, el Sol y las sombras que deja cuando se está yendo.
Pues bien, la marca para derrumbar el agua para el Valle Bajo era cuando llegaba la sombra a una higuera que estaba en el Rumbazo Méndez cerca del barranco, esto era de tradición y se hacía siempre con toda puntualidad.
¿Pero qué ocurrió cuando tuvieron que quebrarla dos horas antes?
La gente estaba muy disgustada y se reunían clandestinamente por la noche para deliberar, primero en el Cementerio y después en la Tosca de la Loma, porque también estaban siendo acusados de desperdiciar el agua para que no llegara abajo, habiendo denuncias y detenciones.
Hicieron escritos con las quejas de los vecinos por lo que consideraban un atropello por parte de las autoridades.
Habían pasado seis años y la cosa no se arreglaba legalmente. Año 1947.

Entonces un maestro pedrero, procedente de Granadilla, les propuso que el día 13 de junio, fiesta en su pueblo “dieran el golpe de estado” consistente en no dejar tumbar el agua hasta que las sombras llegaran a la higuera. Prometiendo construir entre todos una ermita si todo salía bien. Mujeres y niños acudieron a las tornas, no querían ellas que sus hombres fueran encarcelados. Ahí demostraron una gran valentía enfrentándose a los quebradores del agua y hasta la Guardia Civil si fuera menester.
La señal para reunirse en las tornas era el sonido del bucio (Charonia lampas) que tocaban unos jóvenes, desde El Palmarejo, cuando veían venir a los quebradores o a la Guardia Civil. Yo conocí en persona a uno de estos osados muchachos.

Bucio (Charonia lampas)

Así pasaron varios meses.
Las autoridades cuando vieron que no estaban cumpliendo la ley (dos horas de agua antes de lo tradicional) invitaron a la Guardia Civil a una reunión, después de esto llegaron a Guadá y empezaron a disparar, dicen que tiros al aire... pero yo me he puesto a mirar el lugar en que hicieron los disparos, en Lomo del Moral, y el lugar donde estaba Ruperta y puedo decir que la distancia es tan corta que es casi imposible no verla, a no ser que estuviera, en ese preciso momento, detrás de algún arbusto. Ruperta fue la víctima mortal de este trágico suceso, no estaba en las tornas, no estaba en la contienda, solo se dirigía a su casa cuando fue alcanzada por una bala, dicen que perdida.
Pero esto no fue todo… hubieron dos mujeres heridas de bala y muchos hombres detenidos que recibieron palizas hasta orinar sangre, uno de ellos. Algunos fueron llevados a la cárcel de San Sebastián o a los salones de Fyffes en Tenerife.

Atarjeas y cañaveral.

Me contó una mujer, que tenía 20 años entonces, que se encontraba en Gerián y que desde allí se oían los disparos, pasó mucho miedo; y que a su hermanita que estaba en las tornas con otras muchachas una bala le atravesó su trenza y al día siguiente, al peinarla se le cayó el pelo, y fue entonces cuando se dieron cuenta de lo que había pasado.
Después de estos sucesos vino el “Capitán de la Guardia Civil”, como decía la gente, y pudieron exponer los hechos tal y como habían pasado. Tras esto hubo un juicio en el que se reconoce el modo tradicional de quebrar el agua al Valle Bajo, esto fue el 21 de junio de 1948.
Por eso se dice que ganó Guadá, pero lo que hizo fue recuperar lo que tenía, con la irreparable pérdida de una vida, eso no es ganar.
En ningún momento se han nombrado a los vecinos del Valle Bajo porque nada tuvieron que ver, fueron los poderes públicos y los vecinos del Valle Alto en defensa de sus derechos.


Primera Ermita de San Antonio de Padua.


Ermita actual.

En ese mismo año los vecinos empezaron a gestionar los trámites para la construcción de la ermita prometida en honor a San Antonio de Padua y al Santo Angel de la Guarda por ganar la contienda y para que no hubieran más muertes en la construcción de la carretera por Yorima, desgraciadamente ya había muerto un hombre.

Carretera que pasa por Yorima.

La ermita se construyó con mucho esfuerzo por parte de los vecinos en un terreno donado, que era donde se reunían. El 13 de junio de 1952 se hizo su primera fiesta, repitiéndose cada año. Se nombró Parroquia en 1966. La ermita se fue deteriorando hasta el punto que se tuvo que construir otra. Se hizo en el mismo lugar y se le añadió la plaza, siendo ésta un estupendo mirador. Se inauguró el 13 de junio de 1990.

Retablo con San Antonio de Padua y Santo Ángel de la Guarda.

Empecé hablando de una ruta y voy a terminar describiendo brevemente por donde fuimos.
Empezamos a caminar desde la Plaza de la Ermita de San Antonio de Padua, continuamos por la carretera, pasamos la entrada a la Vizcaína, en el Barranco Seco y seguimos de largo, llegamos a una escalera a la izquierda, bajamos por ella hasta el fondo del barranco, observando las acequias, tornas y antigua llave de agua potable.

Bajando al barranco.


Llave pública de agua potable.

Cañaveral y Risco de Guadá .

Un verde cañaveral daba frescor a la ruta. Yo sé que las cañas son invasoras y que se deben erradicar para prevenir los incendios, pero eso no quita que sea un paisaje hermoso y entrañable para mí.
Llegamos a la banda izquierda del Valle y aquí está la opción de retroceder hasta el Risco de Guadá o seguir bajando por toda la carretera hasta Chelé donde comienza un camino recién arreglado con cemento y piedra hasta la Ermita de los Reyes.

Bajando por Chelé.

Si continúas por el mismo camino llegas a La Casa de la Seda y si bajas por la primitiva escalera, la de abajo, que está muy bien conservada llegas frente al bar La Atarjea, donde puedes descansar. Puedes subir al Barranco de los Ancones, que ya describí en mi entrada del mismo nombre el 16 de abril de 2014, o seguir hasta El Caidero, fin de la ruta.

CONSEJO:
1- RESPETEMOS LOS SENTIMIENTOS DE SOLIDARIDAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD.
2- CONOZCAMOS LA HISTORIA DE DONDE QUIERA QUE SEAMOS .

BIBLIOGRAFÍA:
Artículo de Miguel Ángel Hernández Méndez.

Artículo de la revista Eseken, Nº 20 págs. 6 y 7.



2 comentarios:

  1. Me encanto la historia!. Aunque hubo un hecho injusto la muerte de Ruperta, parece que no importa el tiempo o el lugar el representante de la ley no entiende que trabaja para los ciudadanos, y ellos tienen todo el derecho de reclamar. Fueron muy valientes¡. Las fotos son muy hermosas.

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  2. Gracias Carmen. Para mí fue muy valioso el testimonio oral de una persona que tiene ahora 92 años y compartió conmigo su vivencia sobre los hechos.

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