La
Gomera – Islas Canarias.
Jueves,
21 de enero de 2021.
Mi querido lector o
lectora, cuando voy a hacer una ruta tengo que estar motivada de antemano
porque de lo contrario cualquier contratiempo me echa abajo mis planes, como
casi ocurrió en esta caminata.
Buscando yo algo con lo que
sorprender a mis amigos, vino a mi mente unas cuevas viviendas que hace muchos
años visité guiada por personas que conocían el lugar, incluyendo su nombre,
pues no aparece en los mapas.
Se trata de Las Cuevas de
La Vizcaína, situadas en la falda de la Montaña de Tagaragunche o del Calvario,
por la parte que mira hacia el mar, es decir, al sur, en el municipio de
Alajeró.
De entrada, tengo que
decir que no hay señalización alguna, por lo que voy a insertar fotos del
sendero para que te puedas guiar, y describirlo lo más detallado posible.
Nos situamos cerca de la
Plaza de la Iglesia de El Salvador en Alajeró, junto al Ayuntamiento, donde hay
unos aparcamientos, un parque y un kiosco.
De aquí partimos también
en nuestra ruta anterior de “Las Casas de la Negra” entrada del 23-01-2021.
Podemos dar una vuelta a
la Iglesia, que data del siglo XVI, construida en piedra, cuyo pórtico es una
auténtica joya del estilo renacentista.
Iglesia de El Salvador. |
Con la misma, bajamos por
la calle Fagundo, que es la carretera principal del casco de Alajeró, y a los
pocos metros llegamos a una intersección, seguimos a la izquierda, unos pocos
metros, y tomamos la primera bajada a la derecha, que va a dar justo al Hotel
El Paso, ahora cerrado.
Continuamos caminando
hasta tener enfrente la Montaña de Tagaragunche, en cuya cima está la Ermita de
San Isidro. Aquí hay dos opciones dejar la carretera y bajar por la derecha de
la montaña o seguir por la carretera y bajar por la izquierda de la montaña.
Montaña de Tagaragunche o El Calvario. |
Nuestra ruta de hoy es la segunda opción, así que, seguimos por la carretera hasta encontrarnos el camino bien ancho que está a la derecha. No está señalizado y, por lo tanto, nos podríamos pasar de largo.
Recomiendo estar atentos
a dos paredoncitos de piedra que nos muestra los lados del camino. Una vez en
él ya no hay pérdida.
Entrada del camino. |
El camino transcurre entre huertas, ya abandonadas, y la vegetación propia de esta zona de la Isla, tabaibas, verodes, rasposas, como las llamo yo, o tasaigos (Rubia fruticosa), jaras, tajinastes blancos (Echium aculeatum), palmeras, tuneras y piteras.
Encontramos un ganado de
cabras, lo que indica que todavía existe la actividad ganadera en la zona.
Empezamos a descender por
el camino, que es bastante ancho y de lajas lisas, ¡cuidado no resbalar!, hasta
que llegamos a una cañada donde se termina el empedrado y comienza a subir,
cambiando el suelo a tosca roja.
Ya estamos en el lugar
donde nuestros antepasados han aprovechado las cuevas naturales para hacer sus
viviendas o para encerrar el ganado.
Subiendo por el sendero de tosca roja. |
Me imagino que posteriormente
fueron acondicionadas con más comodidades, según la época, como puede
observarse en sus paredes de bloques de canto, el encalado, la teja marsellesa
(nosotros le decimos teja inglesa, aunque no sea así) …
Cueva y casa en lo alto, al fondo. |
Cueva vivienda. |
Horno junto a vivienda. |
Cuando terminamos de
visitar casi todas las cuevas, nos dispusimos a continuar el camino, por donde
yo había ido anteriormente.
Y… ¿Qué pasó?... ¡¡¡No
había camino!!!
Te aconsejo que sigas esta
otra ruta: Subir un camino que se ve bien claro, hasta una casa
que está en lo alto y bordear la Montaña del Calvario, regresando al punto de
partida.
Pero nosotros no hicimos
eso. Todos queríamos encontrar el camino.
Así que nos pusimos a
buscar con lo único que sabíamos: era por la cañada.
Como entre mis amigos hay
varios buenos rastreadores de senderos perdidos, nos aventuramos a atravesar la
cañada, justo donde empieza el sendero a las cuevas. Te aseguro que, al
principio, sólo iban siguiendo su intuición, yo, detrás, pensaba - ¿dónde los
he metido?
Rastreando el camino. |
Recordaba perfectamente que en ningún momento se perdía el sendero, que un derrumbe caía sobre de él, que terminaba en unas huertas y una escalera muy bien hecha de tosca roja.
¡Por fin encontraron el
camino!
Seguimos bajando. |
Estaba muy deteriorado, pero se veía claro, bajando hacia una nueva cañada donde estaba el derrumbe que recordaba, cruzamos dicha cañada y seguimos el sendero ahora de tosca roja.
Al cruzar la cañada. |
Viendo la pista del Revolcadero. |
Las dos cañadas que nos acabábamos de encontrar vierten sus aguas en el Barranco de Ereses, un profundo barranco con una playa en su desembocadura, y que separa la Loma del Revolcadero con la Loma de Juan Barbas.
Ya en el último tramo, encontramos
las huertas y seguimos por la derecha buscando la escalera, que daba a la pista
que viene del Revolcadero, conocida como la pista de Don Álvaro, porque fue la
compañía de Don Álvaro Rodríguez López y Hermanos quien la construyó para dar
salida a los tomates que se cultivaban en las fincas de esta zona, y que
comunica también con la lomada donde está el aeródromo que hicieron en Las
Petroleras, justo encima de la Punta del Becerro, que es la parte más al sur de
La Gomera.
Efectivamente, había una escalera
de cantos rojos, por la que llegamos a la pista y seguimos hacia la izquierda.
Estaba llena de hierba… una maravilla… La Gomera toda …después de estas
lluvias.
Bajando la escalera. |
Escalera y pista. |
Continuamos hasta encontrar
un nicho con la Virgen del Carmen y el Ángel de la Guarda, antiguamente se
hacía fiesta aquí.
Dejamos la vertiente del
Barranco de Ereses y pasamos a la lomada llamada Juan Barba, que es donde
antiguamente estaba el vertedero de basura, ya rehabilitado.
Barranco de Ereses. |
Terminamos nuestra ruta en el antiguo taller de empaquetado de tomates “La Roseta”, después de haber caminado 6 kilómetros aproximadamente.
Al terminar la pista hay
una parada de guaguas, por donde pasa la Línea 3.
Vosotros si queréis
podéis seguir hasta el aeropuerto, Playa de Santiago o bien subir a Alajeró,
según vuestras fuerzas.
Espero que cuando
volvamos a hacer la ruta esté el camino más visible.
Salvo el trozo de camino
perdido, la excursión estuvo genial y a todos nos gustó, a unos porque no
conocían este rincón y a otros porque es agradable volver a este lugar tan
entrañable que nos habla de la historia de su gente.
CONSEJO:
No cojáis nada de las
cuevas -viviendas visitadas.
No abráis puertas para
dejarlas abiertas.
¡Respetemos el lugar!
BIBLIOGRAFÍA:
http://www.ayuntamientoalajero.es/index.php/el-municipio/alajero/90-el-municipio/alajero
No hay comentarios:
Publicar un comentario